viernes, 16 de octubre de 2015

Mujer, sentido, sentir, prision

Mi intención no es enaltecer a la mujer con finas palabras ahora. La mujer habla por si sola de todas sus virtudes, como también lo hace el hombre, además, eso le correspondería a los poetas quienes hacen un mejor trabajo que yo , por supuesto. Lo que quiero ahora es, intentar resumir lo que he aprendido sobre ella en los últimos días. Pareciera que mi vida se vive en ciclos, no se si le pase a otros, pero es estupendo y este tema comenzó por varios eventos que se cruzaron en mi vida: amigos, eventos, conferencias, lecturas y viajes (estos últimos indispensables para culminar cualquier episodio).

Nada puede ser mejor que una mujer empoderada, que se ame a si misma como es, que se rete para ser mejor y no que busque el camino fácil, ni el irracional, ni el común (el que la mayoría sigue) , mucho menos que se confíe mas allá del 50% en su corazón. Ni que satisfaga a otros antes que a ella misma, por difícil que sea el camino. ¿Quien dijo que conseguir la libertad - liberación era fácil? : "No se puede ser libre si quienes te rodean no lo son", "todo gran poder conlleva una gran responsabilidad".

Ella puede volar tan lejos como pueda, total : hombre sin mujer no es lo mismo que con ella  y mujer sin hombre no es lo mismo que con él. Estamos hechos para crecer juntos, no por acción de una absurda competencia y le llamo absurda porque ambos somos buenos para cosas diferentes. La mujer admirada no debería ser aquella que sigue las normas, la sumisa, la que no se revela, la delicada, la que mantiene su mente llena de temores que no pretende vencer, no, eso esta mal. La mujer admirada debe ser la que se arriesga, a todo, sabiendo que siempre saldrá bien librada - liberada, la que se atreve a seguir a su instinto sin pena ni represiones culturales , simplemente porque sigue lo que le indica la razón y la emoción, que eso que indudablemente conlleva esfuerzo le hará feliz, o al menos se sentirá mejor que ahora. Eso es lo único que al final importa.


El nacimiento de una mujer en muchas culturas significa cosas distintas. Pero es que el nacimiento no se limita únicamente a un parto, cosa nada simple para una mujer. Ella nace de muchas formas: cuando se enamora, cuando se desilusiona, cuando llega su menstruación, cuando no... cuando se atreve a ser diferente, cuando se atreve a ser ella misma. No se como describir esta etapa, como si fuera la de mayor conocimiento o como la de mayor ignorancia: la de mayor conocimiento porque surgen preguntas que deben ser contestadas, o como la de mayor ignorancia porque es la precursora del conocimiento. Lo único claro es que se inicia de cero en un papel blanco, donde el único objeto es explorar. Se obtienen pequeños frutos que crecerán a lo largo de su existencia. Pero es imposible que pueda crecer sola. Entonces descubre y todo le provoca asombro, curiosidad, heridas pero a la vez experiencia. Corre, brinca, se asusta, se detiene, pero no para siempre. Sueña con volar y de repente se encuentra rodeada de seres tan hermosos, sensibles y valiosos como ella.



Entonces comienza a correr, saltar y detenerse con otros. Regresar a su nido parecería inconcebible porque la soledad le atormenta. Lo que ahora no sabe es que siempre se regresa allí, las raíces no se olvidan, de lo propio jamás se libera. Y todo es un complemento, y todo es bello, no tan efímero como lo pensaba alguna vez. Se sacuden sus hormonas y no puede evitarlo. Ha visto sus alas, pero no sabe para que le sirven, le molestan. Entonces comienza a notar que su corazón se acelera ... ¡oh! se ha percatado de su existencia. Entonces se siente diferente. Siente que la emoción le calcina por dentro, siente que ya sus semejantes no pueden seguir en ese nivel, se separa, toma distancia, encuentra seres especiales, aun mas especiales. Teje lazos, uniones de belleza incomparable, asombrosas y hasta similares, cada lazo parece ser igual, conforman un lienzo de inigualable color.



Entonces sus alas comienzan a dejar de ser un estorbo. Ya no le duelen, salen de su espalda, se equivoca intentando buscar su utilidad, mancha el lienzo pero se da cuenta de que sus alas borran los errores para dar espacio a nuevos colores a medida que las mueve. Tropieza, se levanta. Anda, corre... y vuela. Vuela bajito pero se siente feliz. Aun no sabe que puede llegar mas allá de las nubes, del cielo , no sabe que puede sobrevolar el mar si siente calor, que puede volar al calor si siente frío. No lo sabe porque todavía no le hace falta. Aparecen nuevamente los otros.



Y decide volar con ellos. Aprende sobre los límites, aprende que el equilibrio es la clave para mantenerse plena. Aprende que existe el amor, pero también la discordia. La luz, pero también la oscuridad, la incertidumbre, pero también la verdad, la mentira, pero también el hambre y la sed, la sensación de saciedad, el sueño y la actividad.  Aprende, aprende y ya lo que aprende no le sirve porque quiere buscar mas. Entonces explora, se opone, encuentra la revolución, el cambio, se arriesga...
los otros le dicen que no debe hacerlo, otros le aseguran que no lo olvidará, otros que triunfará, otros que debe abstenerse, otros que debe lanzarse y otros que saldrá herida, otros que no será la misma. Pero, ¿y su razón?, esta le dice que no lo sabe, pero lo que si sabe es que debe confiar en ella misma.



Entonces sabe que esta sola, en la oscuridad. Imagina la alegría, sufre la tristeza, le impacienta la incertidumbre pero sabe que su creatividad se alimenta de ella, su creatividad es su vida, su defensa, su espada, su escudo. Su armadura. Y construye una armadura. Fuerte. Pero ella no ataca, o acaso, ¿quien puede atacar a la soledad? ¿quien atacar en medio de la noche? . Conoce el llanto, la desesperanza, regresa a la tristeza. Necesitaba tiempo a solas. Si, siempre es necesario.



Recordó que no siempre ha estado sola y entonces retoma una conversación con ella misma. Confía en si misma . Confía en ella misma y no quiere detenerse, ya nada le detiene, ya nada le detiene. Nada. Vuela. mas alto que ayer, como nunca imaginó que lo haría. Entonces se hace grande, liviana, contempla su espacio, su vida, metro a metro, milla a milla. Sabe que ha llegado mas lejos de lo que se propone. Entonces nota que otros siguen su camino. Ya los rayos del sol no le queman porque en la oscuridad sus alas se hicieron fuertes, su piel resistente, sus arrugas fueron el mapa y por ello no se perdió mientras escalaba. Y ha volado tan alto, que no sabe que hay mas allá. Entonces, ahora sabe que es necesario retomar el nido.


Si, regresa. Pero ya no lo ve igual. Toma sus recuerdos y los empaca para mas adelante, tal vez la vida le pida retomarlos para dar el siguiente paso. Revisa y se encuentra con la ausencia, con presencias nuevas. Sabe que otro ciclo ha comenzado, pero este entonces ya es diferente, porque nunca dejará de crecer.  




Ya muchos lo han dicho. Una mujer no es hermosa por su piel, sus atributos, su físico o su origen, eso solo puede ser atractivo, incluso entretenido, pero a la vez efímero. Lo que nadie se atreve a afirmar es, para muchos, cual si es entonces la mujer hermosa. Es fácil saberlo, todos lo saben, pero lo que no es así, es traer esa idea a la explicitud. La mujer hermosa es la valiente, la humilde. La que recorre una vida para contarla sin vergüenza, porque sabe que un paso lleva al siguiente y no siempre podemos controlar el camino, ni el rumbo, ni los medios... mucho menos los errores, aciertos o desaciertos. Sabremos identificarla porque sus alas son hermosas, fuertes y porque siempre buscará ir mas allá, sin olvidar su historia y en especial, su punto de partida.


"No hay muerte natural: nada de lo que sucede al hombre es natural puesto que su sola presencia pone en cuestión al mundo. La muerte es un accidente, y aun si los hombres a conocen y la aceptan es una violencia indebida."

Simone de Beauvoir.

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